Semilleros advierten que necesitan cobrar patentes

En medio de la polémica por el sistema que Monsanto diseñó para cobrar regalías sobre su nueva variedad de soja transgénica (Intacta), el presidente de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), Alfredo Paseyro, defendió la necesidad de las firmas del sector de proteger la inversión, la investigación y la genética aplicada a los cimientes. El dirigente consideró que es "una vergüenza'' la situación actual. En ese sentido, el directivo apuntó que "sólo el 15% de la superficie sembrada con soja es de semilla fiscalizada", con un marco legal de 40 años y el permiso del uso propio de las semillas sin limitaciones. "Si tenes para sembrar 100 hectáreas, u n año compras 70 kilos por hectárea. Si te da un rinde de 3000 kilos por hectárea, tenés 300.000 hectáreas, y decidís usar toda esa producción para plantar una nueva cosecha, podés sembrar 4500 hectáreas. Y en tres años 200.000 hectáreas habiendo comprado solo la primera vez", gráfico Paseyro. En ese escenario, resaltó la necesidad de "encontrar u n mecanismo porque tiene que haber un reconocimiento y una compensación por el trabajo" que efectúan las semilleras. "No hay actividad económica, salvo que cuente con subsidios del Estado, que no reciba nada a cambio", señaló el presidente de ASA ante El Cronista. Y remarcó que la situación actual es "un papelón", tanto para el sector público, "porque no fiscaliza" como para el privado, donde "la inversión, la innovación no es reconocida". Por otra parte, Paseyro dijo que la industria semillera siguió innovando en los últimos años y presentando eventos genéticos que mejoran los cultivos. Así, afirmó que "sin genética de punta, n o se podría pensar en maíces con rindes de 14.000 kilos o hasta 18.000 kilos por hectárea como se observan en algunos lotes de esta campaña, ni en sojas que dejarán 5000 kilos por hectárea". Paseyro remarcó que la dificultad que atraviesa el sector semillero en la Argentina excede el caso Monsanto. La empresa de origen estadounidense diseñó un sistema para cobrar el llamado "canon tecnológico" por el valor agregado de su soja transgénica Intacta (RR2PRO, superadora de la famosa RR1). Lo hizo a través de un sistema de contratos que firman los productores y que los compromete a pagar la regalía en algún momento entre la compra de la semilla y la venta del poroto. Y generó críticas y el rechazo de las cuatro entidades gremiales del campo. Para Paseyro, la situación "excede lo de Monsanto" y enfatizó que debe tenderse a "proteger la inversión a través de un precio razonable". "Nuestra posición es clara, que en la semilla se pague la investigación, el desarrollo, la genética, y que sea a un precio razonable y equitativo, tanto para el productor como para la industria" sostuvo. "May que encontrar un mecanismo porque tiene que haber reconocimiento y u n a compensación por el trabajo de desarrollo, investigación y genética aplicada, y en ASA creemos que la semilla fiscalizada es el mejor mecanismo de control. También hay que generar mecanismos para que el uso propio (de la semilla) no sea una excusa para pagar una sola vez y nunca mas", sostuvo. "El uso propio de las semillas tiene que estar, pero para el pequeño productor, para los originarios, para el que lo necesite. Pero la situación actual permite usar todo lo propio sin control.Se necesita fiscalizar, saber qué semilla se utiliza y evitar el comercio en negro", completó